Al comienzo de la historia, Coraline y sus padres se mudan a una vieja casa que había sido dividida en apartamentos. Los padres de Coraline están muy ocupados con su trabajo y le prestan poca atención. Sintiéndose sola, la niña se marcha a explorar. Conoce a los otros de la casa: las señoras Spink y Forcible, dos ancianas actrices retiradas, y el señor Bobo , un excéntrico anciano que adiestra ratones para que salten y toquen música. Conoce también a un altivo gato que vaga por allí.
Coraline encuentra una puerta cerrada en el salón de su casa, pero, al abrirla, descubre que la entrada que hay detrás está enladrillada, le pregunta a su madre qué hay del otro lado y ella responde que solo el departamento vacío en el que nadie vive. Al día siguiente coge la llave de la puerta, la abre, y encuentra un pasadizo que lleva a un apartamento casi idéntico al suyo.
Este mundo alternativo está habitado por su "otra madre" y su "otro padre", que son reproducciones casi exactas de sus auténticos padres; salvo que la primera es más delgada, sus uñas son negras y curvas, y lo más importante: tienen botones en lugar de ojos, porque parecen muñecos en vez de personas.
Allí Coraline se encuentra de nuevo con el gato, que en ese mundo tiene la facultad de hablar. Sus "otros padres" parecen al principio más interesantes, divertidos y cariñosos que los auténticos. Además, en este mundo los vecinos son más divertidos y nombran a Coraline por su nombre (en el mundo real todos excepto sus padres la llaman Caroline). Al final del día, la "otra madre" explica a Coraline que puede quedarse en ese mundo si permite que le pongan botones sobre los ojos. Coraline queda horrorizada y huye rápidamente a su casa, ante el disgusto de su "Otra Madre".
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